Un Sueño Cumplido: Nueva York En 24 Horas

Eran las 5:40 a.m. del 20 de junio del 2015 cuando nos encontramos; el espíritu de la aventura llenaba la cara de felicidad de Lina Suárez. Entramos por la puerta de “Salidas Internacionales” del Aeropuerto José María Córdova y con un paso acelerado, sus primeras palabras hacia mí fueron: ¿Esto es real?

Caminamos hacia el counter para realizar el Check In y una sonrisa interminable en su cara permanecía como prueba de todo eso que hacía parte de su sueño, ese que comenzaba a cumplirse.

Minutos después en la sala de espera, sentada y mirando el amanecer naranja que la vida le regalaba como parte de ese sueño, Lina me miró y recordó cómo dos meses atrás había participado en ese concurso que promocionábamos en nuestras redes sociales y que hoy le pertenecía a ella como ganadora.

Se volteó, miró el celular, suspiró y me dijo: “Cuando me fui a vivir sola, el primer regalo que recibí fue un cuadro de Nueva York; cuando entras a mi casa, subes las escaleras y ahí está… en verdad: ¡me voy ya a vivir ese sueño que Leonisa materializó para mí!

¡Acá estamos cumpliendo un sueño!

Las luces brillantes de la 47 con 7th Avenue nos iluminaron los ojos al salir del Wellington Hotel. Todo era perfecto, hecho a la medida de esa idea que Lina tenía de Nueva York.

Times Square. ¡Sí, sin palabras! Caminamos con emoción Nueva York y fue así como ella comenzó a disfrutar y sentir que este gran lugar le pertenecía y llenaba de plenitud ese momento. ¿Subimos por Broadway? Me preguntó, pero inmediatamente ella sola se respondió; continuó el paso y yo detrás de ella. Nos encontramos frente a un flashmob en medio de la calle, academias de baile y personas disfrutando de todo eso que para ella era perfecto… ¡Era la la magia de un sueño cumplido!

El día terminó y amaneció uno nuevo que le ofrecía la capital del mundo en una carrera contrarreloj: Lina vibró al ver cómo el verde intenso de Central Park se mezclaba con los imponentes rascacielos y hacía un juego especial con las carrozas de caballos que paseaban turistas. Soho fue el lugar perfecto para una mañana de compras, la imponencia de Grand Central Station la deslumbró, caminó el Brooklyn Bridge hasta Manhattan apreciando un indescriptible paisaje y por último se deslumbró con el romántico e impactante atardecer de un verano en Nueva York desde el Top Of The Rock en Rockefeller Center… ¡Un paraíso para nunca olvidar!

Así fue como Lina creyó, se atrevió, se llenó de ilusión y ganó. Con un gran brillo en los ojos ambas nos despedimos de una experiencia única que nos dejó la mejor lección de vida: ¡Los sueños sí se cumplen!




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